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¿Cómo influímos negativa o positivamente en los niños sin saberlo?

¿Cómo influímos negativa o positivamente en los niños sin saberlo?

Por Erica Nancy Ortiz - 12 de Abril de 2021

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¿Cómo influímos negativa o positivamente en los niños sin saberlo?

Habitualmente no somos conscientes de cuánto influenciamos al niño con nuestras expectativas, con aquello que creemos que puede o no puede hacer, con las capacidades o habilidades que consideramos que posee, con el cómo esperamos que sea o se comporte.
¿Sabías que nuestra forma de calificarlos o juzgarlos puede llegar a modificar o determinar sus conductas, su mundo emocional, intelectual, su desarrollo físico, e incluso, su estado de salud?

Para que veamos el alcance que tiene lo que esperamos del otro, citaré un estudio donde comprobaron este efecto en el ámbito académico. En este estudio dijeron medir el coeficiente intelectual de cierta cantidad de alumnos a través de pruebas. Luego, les indicaron a los educadores a cargo cuál era el grupo de alumnos con mejores resultados y, por ende, el que se destacaría y tendría los mejores rendimientos académicos. Pero este estudio jamás se realizó y solo eligieron a los alumnos al azar.
¿Qué sucedió? Los niños que habían sido seleccionados incrementaron su rendimiento académico y aumentaron sus habilidades de forma muy notable en comparación con los no seleccionados. De esta manera se demostró que las expectativas de los educadores pueden condicionar el comportamiento y progreso académico de los niños.

Este efecto se conoce como la “profecía autocumplida”, que dice que estar esperando o creyendo que alguien sea de determinada manera, nos hace actuar de una forma que predispone a la persona a que suceda lo esperado. Es decir, inconscientemente actuamos de manera compatible con las creencias que tenemos.
También, esto mismo se lo conoce como “efecto pigmalión”, que hace referencia a la influencia que una persona puede ejercer sobre otra, basada en la imagen que esta tiene de ella.
Resumiendo, las creencias y expectativas que tenemos sobre otros, influyen en sus conductas, rendimiento o capacidades. 

De más está decir que esta influencia la podemos usar positivamente. Tenemos el poder de aumentar o potenciar las capacidades y sanas conductas de los niños, si valoramos, motivamos o consideramos que son capaces de alcanzarlo. El tema está en que la mayoría de las veces usamos este poder negativamente. Cuando no tenemos confianza en el niño, cuando tenemos la certeza de lo que “puede y lo que no puede”, o de cómo es o será, estaremos contribuyendo a que nuestras creencias se hagan realidad.

Así que hoy te invito a revisar el concepto que tienes del niño, las expectativas, creencias y prejuicios que tienes sobre él, para poder ayudarlo a ser y estar de una forma diferente.

Creencias potenciadoras vs creencias limitantes

Imagina que tienes una varita mágica, la cual puede otorgarle a todo niño, en realidad a toda persona, incluso, a ti mismo, todas las cualidades, capacidades y habilidades que quieres y consideras que son mejores para su desarrollo. Pues, si, la tienes. Esa varita mágica son tus pensamientos, tus sentimientos y los mensajes que transmites.
No olvides, lo que crees o esperas habilita o limita el desarrollo del niño. Así que tu tarea será la siguiente:

Creencias potenciadoras: Sorpréndete registrado lo que estás pensando del niño. Haz un seguimiento de tus pensamientos, frases habituales y afirmaciones. Observa tus creencias, tus prejuicios y expectativas.
Cada vez que te encuentres teniendo “creencias limitantes”: “este niño nunca podrá”, “siempre hace lo mismo”, “es terrible”, “es incapaz de hacer tal cosa”, ¡detente! Tómate un tiempo para redefinirlo en tu interior: “Es un niño inteligente, responsable, feliz, cuidadoso, honesto, amable, capaz de lograr todo lo que se propone, etc.”.
El punto es cambiar lo negativo por “creencias potenciadoras o positivas”, las cuales permiten alcanzar nuevos logros y reconocer sus capacidades.

Incentívalo, motívalo con tu confianza, apoyo y valoración. Muestra y realza, a través de mensajes, sus capacidades y logros.

Este niño puede todo, es inmensamente capaz y poderoso, díselo, necesita recordarlo, necesita que tú lo veas y sientas de ese modo. Tienes el poder de una varita mágica en tus manos, utilízala a tu favor y del niño.

Autora: Erica Nancy Ortiz - BioEducadora

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